Desde el primer momento, los miembros de la peña, vestidos con camisetas azulgranas, comenzaron a entonar cánticos. Cada vez que alguien mencionaba “Barça”, la euforia se desataba. La bandera de Ceuta, con sus colores vibrantes, era el centro de atención entre la multitud. No importaba si estaban lejos de casa; el orgullo que sentían era tan fuerte que todos los nervios se disipaban con sus risas y gritos de ánimo.
Cuando el árbitro dio el pitido inicial, el corazón de todos latía como un tambor. El FC Barcelona comenzó el partido con fuerza, con pases precisos y jugadas que dejaban a los aficionados boquiabiertos.
Un buen pase a Pedri llevó a un gol espectacular que hizo vibrar el estadio. La euforia de los peñistas era contagiosa; se abrazaban, bailaban y saltaban de alegría.
El segundo tiempo comenzó y la intensidad aumentó. El Real Madrid fue capaz de igualar rápidamente. Cada jugada era un espectáculo, y los peñistas se aferraban a la esperanza de que su equipo pudiera vencer,pero el R.Madrid marco el segundo gol, ,un gran contra ataque de ferran empatò el encuentro, Finalmente, una jugada del frances Kundè dejó a todos sin aliento. Con un tiro magistral, marcó el gol de la victoria. La Cartuja estalló en júbilo.
Los peñistas, con lágrimas de alegría, alzaron su bandera de Ceuta y de su peña al cielo. “¡Campeones!” resonaba en el aire. Habían vivido una experiencia inolvidable, uniendo su amor por el FC.Barcelona con el orgullo de su Ceuta. La victoria era más que un simple resultado; era un recuerdo que llevarían para siempre en sus corazones.
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